Siempre me han
fascinado los felinos. Me parecen criaturas sorprendentes, hermosamente
diseñadas por el Todopoderoso, y admiro su gracia, eficiencia e independencia.
Por ello, me encanta dibujarlos…
Mis primeros
bocetos en tinta de bolígrafo los hice en 1998, y desde entonces he mejorado
bastante con la práctica, como es natural.
Comencé en
cuadernos escolares, luego pasé a cartulinas de distintos colores, texturas y
tamaños.
El Leopardo Azul
es uno de mis preferidos. Lo hice a finales de 1998 con bolígrafo azul
sobre una cartulina de hilo blanca de unos 14 x 28 cm.
Sin embargo, mi
felino favorito es este Puma que hice con lápices de grafito como un ejercicio
para una de las materias de la carrera de Diseño Gráfico en el 2000, pues me recuerda
la satisfacción que sentí cuando lo dibujé, una de las pocas alegrías que tenía
estando lejos de mi familia en esa época.
Disfruté muchísimo cada trazo y, aún después de tantos años, el resultado me sigue fascinando. Lo hice en base a la foto de una revista, sentada en el piso, apenas apoyada en una mesita de luz -no tenía mesa para trabajar más cómoda- durante varias noches pues trabajaba de día, estudiaba de noche y hacía las tareas de madrugada.
Tanto me gusta este
dibujo que durante un tiempo lo consideré un autorretrato y lo usé como foto de
perfil en mis Redes Sociales.
El puma es mi
felino favorito desde que era niña y pasaba horas leyendo las revistas National
Geographic de mi papá, especialmente los artículos de felinos y el Antiguo
Egipto.
Aunque mis dibujos
no les hacen justicia a las creaciones del diseñador más sublime -que para mí es
Dios, sin duda alguna-, amo ejercer el maravilloso don que Él me ha dado para comunicar mi
admiración por su obra.
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